martes, 31 de julio de 2012

Represión.

Algo inalcanzable.


La vida no me sonrió, me dió la espalda y no me dejó avanzar.
Me tropezaba constantemente. Había algo que me impedía continuar. No podía. Me quería rendir, no quería luchar. Estaba cansada de dar un paso y retroceder cinco.
Tenía muchos días vacíos en los que no encontraba ninguna puerta y veía que todo se derrumbaba.
No tenía una mano que me ayudara a levantarme y me gritará que siguiese adelante.
No tenía nada. Ni un empujón, ni un bofetón, nada.
De lo más profundo del pozo, me levanté y me dí yo el bofetón. Me maldije miles de veces y me prometí que jamás volvería a hundirme.
Si tenía que empujar a alguien para no caer, lo haría. Si tenía que golpear a alguien, lo haría.
Haría lo que hiciese falta con tal de no volver a caer. No me rendiría. No lo iba a volver a permitir. ¡Jamás!
No rendirme ha sido lo mejor que he podido hacer nunca. Luchar por mis sueños, por la esperanza. Seguir adelante con la cabeza bien alta sin dejarme pisotear por nadie.



Harmonia :D
       

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